lunes, 30 de marzo de 2015

Riga, que ver parte 2



La zona vieja de la ciudad es perfecta para dejarse llevar a tu antojo por los callejones, se puede ver tranquilamente en un día, pero es mejor dedicarle algo de tiempo para poder disfrutar de cosas inesperadas como encontrarse una barra ambulante. Si sí! Un montón de gente pedaleando un bebiendo cerveza al mismo tiempo. La verdad es que no me imagino en su lugar, pero la idea es muy molona.


Las calles tienen mucho encanto, tanto de día como de noche. Ésto es tan sólo un ejemplo.


Me gustó mucho de Riga, la de cosas originales que se pueden encontrar tanto en las calles como en las tiendas. De hecho, nos encontramos con una bandera de España en una fachada, ví dentro a una pareja de adultos hablando, saludamos desde fuera y nos invitaron a entrar.
La señora/chica era super fashion, y no, no era nada relacionado con España, era como una galería de arte privada. Había un megacuadro en la pared de color rojo emoción, porque no es rojo sangre, ni rosa, ni granate, era un rojo tirando a coral que actúa en el cerebro despertando emociones, al menos eso fue lo que la señora/chica nos comentó.
Si el rojo emoción lo juntabas con las texturas de la obra, transmitía algo, la verdad es que si. Y así, sin más...acabamos aprendiendo un poquito sobre arte y del mundo artístico. Ésta señora/chica se dedica a darle oportunidades a jóvenes artistas que luchan por un sueño, les ayuda a meter la patita en un mundo tan difícil y liderado por artistas de renombre.

Las calles nuevas de la ciudad son anchísimas, ahí conviven trolleybus, bus, coches y bicicletas. Son tan anchas y tan transitadas que en algunas zonas hay túneles subterraneos para que crucen los peatones.

En uno como éste, pero no tan chulo nos salvamos de que posiblemente nos robaran.
Iba caminando un par de metros separada de Cristina cuando vi a mi izquierda a dos mujeres paradas en el medio del túnel, me vieron hacia el bolso, vieron a Cris con la mochila y ya vi que una de ellas empezó a caminar hacia ella, así que apuré y le dije Criss!! apura que nos roban!!! apuré 3m y eché a correr escaleras arriba y aunque ella no me escuchó también echó a correr detrás mía, y cuando llegué arriba de las escaleras y me giré para atrás, vi como la mujer que venía llegó hasta los pies de las escaleras y se giró para volver al sitio donde estaba... la  capuya seguramente iba a intentar meterle la mano en la mochila o algo.
Una vez arriba a los dos minutos nos cruzamos con una pareja que conocimos en el hostel, y la ladrona nos vigilaba desde abajo hasta que se metió mas al fondo del túnel para que no pudiéramos verla.
A los dos días cuando nos veníamos para Lituania estaban allí en medio del túnel otra vez, no es por mal...pero tenían pinta de ser rumanas.
No se que habría pasado si no me doy cuenta de que nos vigilaban, así que ya sabéis, en túneles y espacios poco iluminados siempre con 4 ojos y atentos a todos, que los ladrones se las saben todas.

Quitando ésta experiencia, en Riga solo hay rincones tranquilos en los que disfrutar de mil cosas.(pinchar para aumentar las fotos)







La casa de los gatos, es un edificio que tiene dos gatos en el tejado. (Ampliar la foto)
Fue una obra encargada por un hombre de negocios de Riga. Éste hombre fue rechazado para entrar en el gremio,  así que para vengarse de ellos, compró el edificio de enfrente y mandó construir estas dos esculturas, pero si fuera poco, mandó que pusieran a los gatos dándole las espaldas al edificio.
Por supuesto los del gremio ardieron en vida y se sintieron muy ofendidos. Entonces se inició una batalla entre ellos, y fue cuando lo aceptaron, y el dueño de los gatos decidió darles la vuelta. Pero les llevó su tiempo hacer el pacto.


Y ahora, vayas dónde vayas hay gatos por la ciudad.





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