viernes, 10 de abril de 2015

Dos viguesas en Trakai

En septiembre 2014 envié mis solicitudes para hacer un voluntariado, y cuando acabó el plazo de las solicitudes llegó Violeta de vacaciones a Vigo. 
El mismo día que nos estábamos despidiendo en una parada del autobús me llegó un correo al móvil de mi asociación en el que me decían que ya le habían pasado mi Curriculum y mi carta de motivación al encargado del proyecto en Lituania... Violeta se puso muy contenta porque desde Edimburgo tenía vuelo directo, y empezó a decirme que vendría a verme, que sería una gran experiencia para mi, etc..etc..
Y así fue, al final aquí estoy, y tal y como dijo, vino a visitarme.

Al principio no sabíamos como iba a ser su viaje, estuvimos dándole vueltas a dónde dormir, que hacer, como gastar lo menos posible y optimizar los días al máximo.

La primera cosa genial fue que por su trabajo le dan puntos (para canjear por noches en hoteles de la cadena del hotel en el que trabaja). Normalmente una noche en éste hotel son 25.000 puntos, y había una oferta que ponen en hoteles al azar de vez en cuando por 5.000 la noche, así que allá nos fuimos al Hotel 4*  Crowne Plaza y fue mejor de lo que nos habíamos imaginado. La habitación era en el piso 11 con vistas a la ciudad y de sorpresa nos dieron desayuno buffet incluído. Estuvimos 3 noches como reinas.

                      (De noche las vistas eran muy chulas, pero con tanto neón salían mal las fotos)

El primer día fuimos hasta Trakai, es una ciudad a media hora de Vilnius, es el  único parque nacional histórico de toda Europa, y está construída sobre el agua.
Hay buena conexión, el billete de autobús cuesta sobre 1€.

Lo malo es que desde donde te deja el autobús hasta el castillo hay que caminar 2 km, y no te desmadres a caminar por allí porque tienes que volver caminando para coger el autobús, y a lo tonto te habrás andado unos 6 km.




(La entrada al castillo cuesta 5€ y algo, y en ciertos días del año celebran espectáculos medievales)


El paisaje es precioso, y se respira mucha tranquilidad. (Al menos siendo un miércoles no estaba lleno de gente).


Dicen que si vas a Trakai no te puedes ir sin probar las empanadillas de la zona, así que nos fuimos en busca y captura de probarlas. Entramos en un restaurante, vimos la carta...y elegimos un par de cosas, cuando preguntamos por platos típicos lituanos nos dicen que es un restaurante turco ¡Menuda puntería la nuestra! Probar las probamos tan rápido que ni foto les hicimos.

Después me llevé a Violeta de paseo por Vilnius, y vimos un par de cosas curiosas que vimos en la calle, y me gustaría compartir con vosotros una historia. 


Hace mucho tiempo, cuando la gente permanecía en compañía de gigantes, había un gigante llamado Džiugas Telšiai que vivía en los bosques sin caminos ni cerros. 

Los habitantes de Samogitia querían al gigante por su buen corazón y por el apoyo que había brindado al pueblo en momentos difíciles, y se preocupaba por el bienestar de todo el país.



La vida del gigante iba como la seda cuando un día vió a la encantadora hija de un granjero, Austelė. El gigante cayó profundamente en el amor y se casó con ella.

La mañana después de la boda los novios trajeron un queso enorme, duro y recién hecho. Después de que la gente probara el queso, alabaron el sabor agradable y con el buen estado de ánimo y alegría que tenían festejaron la boda durante una semana más. Parecía como si el queso reflejara el amor y la alegría de los recién casados.

El queso pasó a formar parte de la alimentación del gigante ya que sentía que así renovaba sus fuerzas, pero desgraciadamente nadie vive para siempre, y un día la mujer del gigante murió. Džiugas estaba tan angustiado, que después de enterrar a la mujer se murió. 

La montaña fue llamada con su nombre, y el pueblo de cerca fue llamado Telšiai.
La gente que apreciaba al gigante y lo respetaba decidió seguir la receta original del queso, la cual ha ido pasando de generación en generación.

Y así fue como empezó el queso  Džiugas en Lituania.  Ahora puedes encontrarlo en el supermercado aunque es considerado delicatessen, y hasta tiene tiendas propias en Vilnius, Klaipėda y Riga.

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