What to do in Anykščių 1 de 3

Aunque parezca mentira, ésta región de 27.000 habitantes tiene mucho atractivo, dentro de la región podemos pasar más de un día y divertirnos un montón, os lo aseguro.

Poco después de llegar a Lituania Tomas nos invitó a hacer una excursión con un grupo de jóvenes a éste pueblo, que yo no tenía ni idea de dónde quedaba. La semana pasada, el jueves volvimos a ir, cómo sabía que volveríamos estaba esperando para hacer un post con todo junto.
¿Sabéis lo más raro de la excursión de noviembre? Que fuimos con un grupo de gente que se conocía entre si pero no hablaban, no hablaron en el coche durante casi dos horas, y estuvieron casi todo el día sin mediar palabra. Gabriella y yo flipábamos, porque bueno, que no hablen con nosotras porque no saben inglés tiene un pase, pero entre ellos en lituano...
Un par de meses después descubrí como era realmente el trabajo de Tomas, y ahí me di cuenta de que ese grupo de chicos realmente eran chicos con un gran problema de integración social, de hecho intenté hablar con un par de ellos y no hubo forma, no escondieron la cabeza debajo de la tierra porque no pudieron.

Puntukas, foto de noviembre.

Para empezar, hicimos una parada en la segunda piedra más grande de Lituania, en 1943 el escultor Bronius Pundzius esculpió los retratos y las últimas voluntades de unos pilotos de la catástrofe Lituanica. (Un avión que atravesó el atlántico, y por indeterminadas circunstancias se estrelló) para comemorar los 10 años.

  No es que haya gran cosa por esa zona de la piedra, un merendero, y un baño totalmente rústico al final de éste puentecito (de esos de agujero en el suelo) y dos robles.

Dicen que si das 4 vueltas corriendo, en forma de ocho alrededor de éstos árboles y pides un deseo, se te cumple. Yo lo hice, si tengo suerte y se cumple ya os lo contaré algún día.

La segunda parada puede ser en la iglesia, la primera fue destruída en un incendio, y la reconstruyeron en piedra. Hay una leyenda que la relaciona con Puntukas (la piedra), que resulta que un demonio quiso destruir la iglesia, y un gallo cantando impidió que atinara, entonces la piedra llegó a parar lejos de la iglesia.

Si os apetece hacer un poco de ejercicio podéis entrar en la iglesia, y subir al campanario, son 186 escaleras, hay unas vistas que no están nada mal, y bueno, es curioso que haya una señora arriba esperando a los turistas, y sin duda lo que más me gustó fue la señal de prohibido tirar del cordel de la campana, daban ganas de tirar sin parar...pero muchas ganas!! jajaja


Después de ver eso, nos fuimos a un museo de Trenes, es una antigua estación de tren que empezó a funcionar sobre el 1895. Vías estrechas y tren de vapor que siguen usando de vez en cuando para las visitas turísticas. Yo no pude probarlo porque lo estaban arreglando, pero si probamos un carro de éstos antiguos en los que para avanzar tenes como que bombear y una bicicleta de 3 ruedas que va por los railes. Me recordó a las típicas películas alemanas.. ¡¡ una pasada!!  Disfrutamos como enanos.
Si queréis saber más info del museo, porque tiene una gran historia por atrás, pinchar AQUI

Dentro de un almacén tienen vagones antiguos. Tienen un par de esos vagones donde metían a la gente para llevarlos a Siberia, dan escalofríos ver las ranuras de ventilación que se ven en las películas. Estar dentro de uno es que da mucha pena, pensar todo lo que pasó esa pobre gente, sin agua, sin apenas oxígeno...y que cuando entraban en el vagón sabían que no iban a volver.

Además tienen dentro de la estación de tren, la oficina principal rehabilitada, objetos cotidianos de la época, varios cañones, carros antiguos..
De precio no puedo decir cuánto costó entrar, no tengo ni idea. Se que en la web hay los precios de las rutas, pero por ver los almacenes y jugar un poco no creo que cueste mucho.