viernes, 30 de enero de 2015

Daugavpils (Letonia) 1 de 3.

Después de dos meses y medio me he dado cuenta que apenas he ido a ningún sitio, he estado en Vilnius (no he escrito nada sobre la capital aún, lo sé.), Kaunas y un par de sitios más de rebote. Es una vergüenza que teniendo a 25km de mi pueblo la segunda ciudad más grande de Letonia, no la haya visitado aún.
Así que el finde pasado decidí aventurarme sola. Me apetecía desconectar, después de dos meses y medio viendo todos los días la misma gente y 24h con Gabriella..me agotan. Da gusto ver caras nuevas de vez en cuando.
Busqué en Couchsurfing alguien que me pudiera alojar, y encontré una chica muy maja que enseguida me invitó a pasar el fin de semana con ella y sus amigos.

Me preparé la mochila el viernes, y me puse a esperar el autobús a Daugavpils de las 20h en la estación de autobuses. Después de 20 minutos llegó el autobús Ecolines dirección Moscow.  Le pregunté a la chica que comprobaba pasaportes el precio del billete hasta la siguiente parada y me dijo avergonzada 13€. Como??? Lo siento pero no lo pago, es un atraco! Se encogió de  hombros y me fui para casa indignada y refunfuñando todo el camino. Velga me estaba esperando con una botella de vino, tuve que llamarla y decirle lo que había pasado. 

Como no tenía nada que hacer me puse a frikear y terminar la cuarta temporada de Juego de tronos.  Mi compañera tenía visita del Sr. Mofletes (un chico musulmán amigo del baboso de Kaunas, se quedó todo el fin de semana, y cuando llegué el domingo me dice: es musulmán…y yo…vaya sorpresa, no viste su perfil de Facebook? Escribe en árabe…  (Hay gente que mete a cualquiera en casa, yo la verdad es que no entiendo cómo se puede ser tan descuidada con éste tipo de cosas)

Pero bueno, como iba contando… al día siguiente cogí el autobús a las 8:15 de la mañana, pagué 2,03€. Menuda diferencia, ¿no?  Velga me esperó en la estación y juntas dando un paseo fuimos hasta su lugar de ensayo.

Hace 13 años, cuando Velga volvía a casa en coche con unos amigos, tuvieron un accidente. El coche se salió de la carretera, chocó contra un árbol y ella salió despedida por el parabrisas. Sentada en la carretera, con media cara colgando y sangrando...sus amigos llamaron a una ambulancia. Después de eso,  y de unas operaciones, le quedaron cicatrices un poco feas. A parte de eso, tuvo que superar que sus amigos se desvanecieron por completo y se apoyó en la iglesia. Allí conoció a Rutas (Una chica majísima, con dos niños y un ex marido alcohólico) que la animó e involucró en el coro de la iglesia.
Y ahí siguen ambas, cantando en un coro con muy buen ambiente, ,mucha gente joven y que aunque no entendía nada, me quedé una hora escuchando su ensayo.

Daugavpils es grande, más grande de lo que pensaba, y mientras ellas pasaban dos horas mas cantando, yo me fui a investigar el centro.
Lo que puedo decir es que es una ciudad con mucha influencia soviética y alemana (aunque parezca mentira).




Estuve en un parque que se llama Dubrovina parks. No es muy grande, pero me gustó. En primavera/verano encienden una fuente grande que también tiene luces de colores. Espero poder llegar a verla. Esos adornos metálicos que véis en ésta foto que he sacado de internet, si los giras se mueven, estuve un buen rato allí jugando. (Dudo que sean molinos de viento, porque para moverlos necesitas hacer bastante fuerza)
Disfruté del silencio y de la tranquilidad. 




(Ya hay tranvías modernos, pero éstos antiguos son más bonitos, pegan más con la ciudad).


Me gustó mucho la entrada del centro comercial, parece muy rollito americano. Por dentro el centro comercial era un poco extraño, modernizado con escaleras mecánicas y una pizzería, pero al mismo tiempo algo así como mercadillo camuflado, pues las tiendas no tenían techos, eran como divisiones rápidas como hay en muchas ferias de exposiciones.
Vi un par de tiendas interesantes y un paraíso de papelería, allí puedo encontrar todos los materiales que quiera para hacer mis talleres con niños.




Después me fui a hacer la comida a casa de Rutas, hice una tortilla española, y gracias a la cortesía de Miguel Pereira, les di a probar chorizo. 

Quedaron encantadas, y yo también, tenía una gata gordíiiiiiisimaa y super buena, una bola de pelo llamada Ketty. Que sólo piensa en comer y estar tumbada alado del radiador o la chimenea.


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